Una experiencia que deja huella: misión solidaria en La Viña
Un viaje que trasciende lo académico, une corazones y nos recuerda que estamos llamados a servir.
A fines del mes de julio, un grupo de alumnos del nivel secundario del Colegio Pucará vivió una experiencia transformadora en La Viña, una localidad de Salta donde cada año renovamos nuestro compromiso con la solidaridad y el servicio a los demás.
Previo al viaje, toda la comunidad educativa se movilizó para colaborar: familias, docentes y estudiantes reunieron donaciones de alimentos no perecederos, juguetes, ropa y artículos esenciales, con el objetivo de llevar alivio y alegría a quienes más lo necesitan. Esta preparación también forma parte del espíritu del viaje: aprender a mirar al otro, comprometerse activamente con su realidad y dar lo mejor de uno mismo.
Una vez en La Viña, los alumnos organizaron un bingo solidario con premios donados, visitaron hogares junto al padre Andrej —quien bendijo cada casa y compartió un momento de oración con las familias—, y repartieron rosarios, alimentos y elementos de primera necesidad. Además, colaboraron en el reacondicionamiento de la fachada del edificio donde funcionará la nueva biblioteca del pueblo, aportando trabajo, tiempo y entusiasmo.
Más allá de lo realizado, la misión también fue una oportunidad para salir de la zona de comodidad, para encontrarse con una realidad distinta y aprender a valorar lo esencial. Compartir estos días lejos de casa fortaleció el vínculo entre los alumnos, y les permitió cultivar virtudes como el compañerismo, la generosidad y la empatía.
El trabajo en equipo fue clave: cada grupo asumió diferentes tareas y responsabilidades para lograr todo lo que habían planeado. Desde la logística de los juegos hasta la preparación de los alimentos y la organización de las visitas, cada paso fue una lección práctica de organización, compromiso y colaboración.
Esta misión solidaria no solo deja una huella en quienes reciben la ayuda, sino —sobre todo— en quienes la dan. Porque no se trata solo de hacer, sino de ser: ser presencia amiga, ser consuelo, ser luz.
En línea con nuestro proyecto educativo, buscamos formar personas íntegras, con sensibilidad social, que piensen en los demás, busquen el bien común y vivan como buenos hijos de Dios.
Una vez más, el viaje a La Viña se convierte en un espacio privilegiado para que nuestros alumnos crezcan en empatía, responsabilidad y fe, experimentando que el servicio genera alegría y transforma corazones.










